Martinica Collection

¿Sabías que la ubicación del mobiliario o la elección de los colores en nuestra casa influye en nuestra vida diaria más de lo que crees?

Muchas personas emprenden el camino de crear la casa de sus sueños, llena de expectativas, esperanzas y deseos.
 La han elegido con amor, con paciencia, con dedicación, y con sentido de la practicidad. Han dedicado todo su tiempo y esfuerzo para decorarla y convertirla en un lugar agradable.


El Arte del Feng Shui es el que nos ayuda, a partir de las enseñanzas y tradiciones del Antiguo Oriente, a que una casa se convierta en una auténtica morada de amor y felicidad. Es un arte utilizado para alcanzar la armonía y el equilibrio de las energías en la casa. Este arte está basado en principios milenarios de la sabiduría Oriental.

Los principios básicos del Feng Shui

En todo el espacio terrestre circulan dos fuerzas opuestas. Debemos equilibrarlas en nuestra casa para tener un ambiente armónico.

El Chi o ‘Aliento vital’ es una fuerza natural que surge de la combinación de los elementos de la naturaleza. Debe poder circular de forma libre y espontánea en cada espacio.
 Cuando no puede circular debidamente aparecen los problemas de energía que afectan de forma directa a los habitantes.

Existen dos clases de Chi: el sano, que circula libremente; y el enfermo, que se produce por una mala circulación de esta fuerza, y que al estancarse se transforma en el Sha.


El Sha, actúa de forma negativa para los ambientes y repercute directamente en las personas. 
Cuando esto sucede es necesario contrarrestarla. La fuerza positiva y benéfica que produce la armonía (el Chi) debe circular debidamente.


Otras fuerzas muy importantes para equilibrio de un hogar son El Yin y el Yang. La armonía surge del equilibrio de ambas, que se oponen y se complementan.
 Simbolizan el principio de la dualidad, presente en todos los elementos de la naturaleza.


El Yin es la fuerza que representa la oscuridad, la pasividad, la quietud. Está relacionado con lo femenino.

El Yang representa la claridad (luminosidad), la actividad y el movimiento. Se relaciona con la parte masculina.

Los elementos que determinan que el Feng Shui de un lugar sea positivo o negativo son los siguientes:

  • La forma de circulación del Chi.
  • Los cursos de agua.

  • Dirección de circulación de los vientos en una casa.

  • La orientación de la casa o habitación.
  • La interacción de los cinco elementos (agua, madera, metal, fuego y tierra).

  • EI equilibrio en la energía cromática.
  • EI equilibrio entre los espacios libres y los espacios ocupados.
  • La relación entre los habitantes de la casa.

Cuando estos elementos siguen los principios y reglas del Feng Shui, el yin y el yang de un lugar se equilibran y se complementan. Se logra así la armonía y prosperidad de quienes lo habitan.

Según el arte del Feng Shui, el Chi circula en forma de líneas ondulantes y envolventes. A diferencia del Sha, que lo hace sólo en línea recta.
 Por ello es importante una correcta ubicación de la entrada de la casa, permitiendo así que el Chi recorra y “oxigene” todos los espacios.

El Chi de una casa, equivale al espíritu en un ser y por eso es el elemento que da vida, la produce y la mantiene en cada elemento que ocupa dentro de una casa. La forma en que circula hace que cada elemento se envuelva con su energía y espíritu.

También es importante la armonía que resulta de la combinación de los colores. El equilibrio en la energía cromática es un elemento fundamental en el arte del Feng Shui. Son formas puras en las que el equilibrio energético se halla en perfecta armonía.


Cada color tiene una frecuencia cromática, con unas propiedades energéticas propias que la naturaleza le ha proporcionado y es importante que los colores en su conjunto creen un espacio vital y una armonía cromática
.

En el arte del Feng Shui, cada casa y espacio debe tener lo necesario. La abundancia de elementos innecesarios impide una circulación fluida del Chi, por lo que no deben ocupar mas de la mitad de la superficie de la casa.

Está en nosotros convertir una casa en nuestro hogar ya que es la prolongación de lo que somos, y en ella se cosechará lo que sembremos.

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