Hoy queremos compartir contigo una técnica muy conocida, el lacado. La gracia de este tipo de decoración es que a pesar de ser tan popular, no ha perdido su esencia de exclusividad y sofisticación.
Los muebles lacados siempre han sido sinónimo de elegancia, lujo y pureza. La creación de esta técnica tiene su origen en China, antes del primer milenio.
En un principio, la técnica del lacado ha tenido su principal protagonismo en el mobiliario de los baños y las cocinas. Sin embargo, en los últimos años hemos visto como rápidamente ha ido conquistando las estancias de los salones y dormitorios de las casas más estilosas.
Salta a la vista, el lacado tiene la capacidad de “vestir” al mueble, de potenciar y resaltar su belleza. Es una estrategia muy interesante para revalorizar determinadas piezas.
Al igual que ocurre con el mueble, también tiene el mismo efecto con la estancia.
Por supuesto, todo depende de lo que queramos conseguir, nosotras somos de la teoría de que cada espacio pide o requiere de un determinado estilo.
Es como si los espacios pudiesen hablar, no nos podemos empeñar en crear una atmósfera rustica si el espacio no acompaña.
Los muebles lacados son maravillosos para espacios amplios y luminosos, donde la luz juega un papel importante en estos muebles. El lacado sirve para transmitir presencia, fuerza y elegancia. Por eso recomendamos que se utilice en espacios poco recargados, casi minimalistas donde estas piezas puedan obtener el protagonismo que se merecen.